Uno

La cólera no es el antídoto contra la estupidez ajena, piensa mientras cree dormitar y en eso se da cuenta que no es cierto que dormite porque presiente un jadeo silencioso y de la boca le cae un hilo de baba y al estrellarse contra la sábana, la humedad.
No. Qué va a ser remedio si un poco estúpidos somos todos, que es casi lo mismo que decir -si de lenguaje lógico matemático hablamos- que de a ratos todos somos un poco inteligentes. Y no, falacias, brutalidad en estado virgen eso de chocarse contra uno mismo que puesto en papel de estúpido es un tren de frente: nada puede detenerlo. Ni siquiera otro tren.
Y que haya tanto estúpido suelto es un peligro. Se camuflan y de lejos parecen amigos y garronean palmadas en la espalda cuando están mal. Y uno que es un estúpido sentimental está ahí, ever ready, hecho una pila de mocos para decirle loco, no me aflojes ahora. Tanto campo allá y acá dentro tengo un dolor así de grande, que si no te lo cuento es porque me gusta hacer alarde de introspección pero ya que estamos te cuento. Agonizo desde hace siglos. No. No es leucemia, ni asma. Ni siquiera un modesto resfrío con complicaciones. Es mucho más que eso y a la vez es tan fugaz como un pestañeo, que antes de darlo tengo pantalón y rodilla rotos contra la loza y sangro miseria que chupo y es salada y en una nada tengo una niña frente a mí que me dice gracias por todo, mirá, nadie como vos pero lo nuestro es imposible, en realidad nunca fue nada, nos pareció pero estábamos solos y la soledad embriaga, como ahora, dejá que te seque esas lágrimas, no sé por qué llorás, mirá que sos pavote, eh?
Le contás todo y es como si en lugar de llenar los rincones sombríos con palabras te estuvieras sacando las medias, y por poco no se las ponés vos mismo, pero en adelante tus medias abrigarán el mismo pie que te dará la patada en el orto.
No, si estúpidos hay muchos y al rato te saludan como si nada, con cara de circunstancia y hasta son capaces de reprocharte la distancia, el bigote, la costumbre y entonces claudicás, te guardás la cólera y les extendés la mano.Y ya no piensa, murmura algo como que la cólera se parece al amor en aquello de que se trata de materias que no merecen durar, dicho lo cual expira.

Todos los textos que pueden leerse aquí, salvo expresa mención en contrario, son de autoría de Jorge Mayer. Pueden citarse con mención de la fuente y aviso a qfandermole@yahoo.com.ar